Deadly violence in US neighbors has once again grabbed Americans’ attention. An unprecedented wave of Central American children has been arriving at the Southwest US border this year, often fleeing gang violence linked to the narcotics trade. Many of them come from Honduras, an epicenter of the Drug War with the world’s highest homicide rate.
What has caused murders to surge in this region? Drug trafficking need not spark violence by itself. Morocco and Turkey, for example, are major centers of the global illicit drug trade but have very low homicide rates—as Alejandro Hope has pointed out.
Related Research Scarcity without Leviathan: The Violent Effects of Cocaine Supply Shortages in the Mexican Drug War - Working Paper 356
We might learn from the experience of Mexico, where homicides tripled from 2007 to 2010. Why and how did that happen? A ground-breaking new CGD working paper by Juan Camilo Castillo, Daniel Mejía, and Pascual Restrepo suggests that some of it may have been a ripple effect of policy more than a thousand miles away. This paper is one of the first to rigorously demonstrate such a transnational effect of antinarcotics policy. It’s an early product of a new CGD study group I lead, called Beyond the Fence.
The explosion of murders in Mexico stands out in the figure below, adapted from the paper. The dashed line is the homicide rate reported by Mexico’s National Institute of Statistics (INEGI):
In the standard narrative these deaths arose from a new phase of the Mexican drug war. They coincide with a series of attacks on drug cartels ordered by the then-president of Mexico, Felipe Calderón (Dec. 2006–Dec. 2012). Indeed, rigorous research by Melissa Dell of Harvard has revealed links between Calderón’s crackdown and the increased level of drug-related violence.
How are they linked? One link is intuitive: when the cartels are attacked they not only fight back but are also more likely to fight each other—in turf and succession battles as prior power structures are disrupted. Another important link is less obvious: attacks on cartels interrupt the supply of illicit drugs, raising prices, and thus raising the rewards to killing for control of drug supply routes. Usually these two things happen together, so they’re hard to disentangle.
The new CGD paper teases them apart by tracing the effects of anti-cocaine policy in one country—Colombia—on violence in a different country: Mexico. Anti-narcotics efforts in Colombia wouldn’t directly spark drug-related violence in Mexico via the first link but could raise international drug prices, thus indirectly fostering violent conflict via the second link.
Here’s how Castillo, Mejía, and Restrepo demonstrate that this is in fact what happened.
They begin by measuring the response to negative supply shocks—basically high-frequency data on cocaine seizures in Colombia. The analysis finds that negative monthly shocks in the supply of cocaine from Colombia caused an increase in the overall number of homicides in Mexico. This relationship is stronger in locations that are close to crossings in the US-Mexico border.
This is clear in the next figure, also from the paper, which shows how a reduction of 10 metric tons in the monthly supply affects violence in Mexican municipalities located at different distances from the US border. The vertical axis shows the percent increase in violence caused by a 10 metric tons fall in the Colombian supply of cocaine during one month. The horizontal axis plots the distance to the nearest entry point from Mexico to the US.
These effects are large. They imply that negative shock to Colombian cocaine supply between 2006 and 2009 can explain roughly 20% of the increase in overall homicides, during the same period, in the Mexican municipalities closest to the US.
The ripple effect from Colombia likely interacted with and reinforced the effects of Calderón administration policy in Mexico. The paper measures how the response of violence in each locality depends on the historical support for Calderón’s party (PAN). The collaboration between the federal and the local government is stronger in places that have historically voted for PAN, leading to more effective action against cartel leaders. The results confirm that negative supply shocks cause larger violence increases in places with more historical PAN support. And supply shocks have little effect on violence when no cartel or only a single cartel is present; but violence soars when two or more cartels are present, especially when they are established enemies.
This research offers some of the first rigorous evidence that drug war policies in one country can have major ripple effects on violence in other countries. I hope that this research and related work contribute to a broader understanding of Colombian and Mexican antinarcotics efforts—both of which receive large support from the US government. Other new research by the Beyond the Fence Study group is here, and more is coming over the next few months.
La violencia mortal en los países vecinos de Estados Unidos ha acaparado una vez más la atención de los estadounidenses. Una ola sin precedentes de niños centroamericanos ha estado llegando a la frontera suroeste de Estados Unidos este año, a menudo huyendo de la violencia de pandillas vinculadas al narcotráfico. Muchos de ellos provienen de Honduras, un epicentro de la guerra contra las drogas con la tasa de homicidios más alta del mundo.
¿Qué ha causado la escalada de los asesinatos en esta región? El tráfico de drogas no tiene por qué desencadenar la violencia por sí mismo. Marruecos y Turquía, por ejemplo, son grandes centros del comercio mundial ilícito de drogas, pero tienen tasas de homicidios muy bajas.
Podríamos aprender de la experiencia de México, donde los homicidios se triplicaron entre 2007 y 2010. ¿Por qué y cómo sucedió eso? Un innovador documento de trabajo de CDG escrito por Juan Camilo Castillo, Daniel Mejía, y Pascual Restrepo sugiere que en cierta medida puede ser consecuencia de un efecto dominó de las políticas aplicadas a más documento de mil kilómetros de distancia. Este artículo es uno de los primeros en demostrar rigurosamente un efecto tan transnacional de la política antinarcóticos. Estos son los primeros pasos de un nuevo grupo de estudio de CGD, el cual lidero, llamado Más Allá del Muro.
La explosión de asesinatos en México se destaca en la figura siguiente, adaptado del referido artículo. La línea punteada es la tasa de homicidios reportados por el Instituto Nacional de Estadísticas de México (INEGI):
El común denominador de estas muertes es que surgieron de una nueva fase de la guerra contra las drogas en México. Ellas coinciden con una serie de ataques contra los cárteles de drogas ordenadas por el entonces presidente de México, Felipe Calderón (dic. 2006 – dic. 2012). De hecho, la investigación rigurosa de Melissa Dell en Harvard ha revelado vínculos entre la ofensiva de Calderón y el aumento de la violencia relacionada con las drogas.
¿Cómo se relacionan? Hay un vínculo intuitivo: cuando son atacados, los cárteles no sólo se defienden, sino que también son más propensos a luchar entre sí por territorio y control (ya que las estructuras preexistentes de poder se ven afectadas). Otro vínculo importante es menos obvio: los ataques contra los cárteles interrumpen el suministro de drogas ilícitas, elevando los precios y elevando así la recompensa de matar por control de las rutas de suministro de drogas. Por lo general, estas dos cosas suceden al mismo tiempo, por lo que son difíciles de discernir.
El documento de trabajo de CGD los diferencia cuidadosamente, rastreando los efectos de la política de lucha contra la cocaína en un país: Colombia, sobre la violencia en un país diferente: México. Los esfuerzos antinarcóticos en Colombia no provocan directamente violencia relacionada con drogas en México a través del primer vínculo, pero podrían aumentar los precios internacionales de la droga, por lo tanto fomentando indirectamente el conflicto violento a través del segundo vínculo.
He aquí cómo Castillo, Mejía, y Restrepo demuestran que esto es en realidad lo que pasó.
Comienzan midiendo la respuesta a los choques negativos de oferta, esto es, básicamente datos de alta frecuencia en las incautaciones de cocaína en Colombia. El análisis demuestra que variaciones mensuales negativas en la oferta de cocaína desde Colombia causaron un aumento en el número total de homicidios en México. Esta relación es más fuerte en lugares que están cerca de cruces de frontera entre Estados Unidos y México.
Esto se ve claramente en el siguiente gráfico, también del artículo reseñado, que muestra cómo una reducción de 10 toneladas métricas en la oferta mensual, afecta la violencia en los municipios mexicanos situados a diferentes distancias de la frontera con Estados Unidos. El eje vertical muestra el porcentaje de aumento de la violencia causada por una caída de 10 toneladas métricas en la oferta colombiana de cocaína durante un mes. El eje horizontal representa gráficamente la distancia hasta el punto de entrada más cercano de México a los EE.UU.
Estos efectos son enormes. Implican que el choque negativo a la oferta de cocaína de Colombia entre 2006 y 2009 puede explicar aproximadamente el 20% del incremento de los homicidios en general, durante el mismo período, en los municipios mexicanos más cercanos a los EE.UU.
El efecto dominó de Colombia probablemente interactuó con la política de la administración Calderón en México y reforzó sus efectos. El artículo mide cómo la respuesta de la violencia en cada localidad depende del apoyo histórico al partido de Calderón (PAN). La colaboración entre el gobierno federal y el gobierno local es más fuerte en los lugares que han votado históricamente por el PAN, lo que conlleva a una acción más eficaz contra líderes de los cárteles. Los resultados confirman que los choques negativos de oferta causan mayores incrementos de la violencia en lugares con mayor apoyo histórico al PAN. Y los choques de oferta tienen poco efecto sobre la violencia cuando no hay cártel o un solo cártel está presente; pero la violencia se dispara cuando dos o más carteles están presentes, especialmente cuando se ha establecido que son enemigos.
Esta investigación ofrece algunas de la primeras evidencias rigurosas de que las políticas de lucha contra las drogas en un país pueden tener un poderoso efecto dominó sobre la violencia en otros países. Espero que esta investigación y los trabajos relacionados contribuyan a forjar una concepción más amplia de los esfuerzos antinarcóticos de Colombia y México, que en ambos casos reciben gran apoyo del gobierno de Estados Unidos. Otra nueva investigación realizada por el grupo de estudio Más Allá del Muro está aquí, y tendremos más en los próximos meses.
Disclaimer
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